domingo, 29 de junio de 2008

Para Líticos y otros.


Hay momentos en los que no se puede manejar. En serio. A mí siempre me ha preocupado la mala selección de la gente a la hora de decidir si maneja o no. En fin, que no me lo tripeo, pues.


Ahora, siempre sobra el comentario de mala educaciòn de : "Ay, estoy como sin ganas de manejar" Cosa que no se sabe de dónde sale ni de dónde saldrá. Pero de los comentarios equivocados hablaremos después. Porque eso es otro tema y no quiero, de verdad no quiero montar un tema encima del otro como si de cadáveres se tratara. No quiero, bajo nigún contexto que se me malinterprete, y es por eso, nada más por eso, que no quiero mezclar intereses que no son del caso ni a los que no se les dio ningún tipo de introducción o preámbulo que acoplara, de manera inmediata, el placentero continuar de los temas a tratar. Y, bueno, sin ir más allá, todos sabemos que esto es algo típico, y con estas cosas de esta calificación, de típicos, digo, todo el mundo siempre tiene algo que decir, y como a mì me gusta darle un toque interactivo a mi show, yo siempre dejo que la gente intervenga, que no se queden ahí de sentadotes y de espectadores esperando algo que no les va a llegar, y si aplico ésta con éste, pues se complica todo, se daña todo y ya nada funciona. Por esa sencilla razón no voy a mencionar el tema de las frases equivocadas... quiero hablar, en cambio, de las... de las... de... Bueno, qué carajo, de lo que a mí me de la gana menos de eso, de las frases equivocadas. Que aunque yo sé, y tengo muy presente, que son la cosa más extraña que alguien puede llegar a hacer sin darse cuenta, además de mearse encima cual animales, o de vomitar por tomarte dos o tres cervezas, no quiero, bajo ningún pretexto, hablar de eso, joder, déjenme en paz.


Ya. No quiero hablar más. Me voy. Me ladillaron con su temita de las frases y tal; "Qué cojonudo soy", "Me doy mil premios" y vaina... Jódanse. Yo no quiero cantarles un reggeatón barato, quiero reírme y ya.


Chao, no seré más un conejo corriendo trás unos perros.

(En este momento entra a escena una persona vestida de guía de sala y comenta al público con un poco de pena en su actitud)


.- Estimados presentes: En realidad el lema dice: " Un perro corriendo trás una liebre" Gracias por su atención, que sigan disfrutando la función.



Qué frase tan equivocada.

Jorge Saim Hostos.

miércoles, 4 de junio de 2008

Esperar.

Las paredes se desvanecen, el lugar está por explotar, la gente corre de un lado a otro, nadie saber que va a pasar... Sólo yo.

La historia cuenta, según los antiguos manuscritos, que existió un lugar llamado "Mundo"

En ese lugar pasaban cosas muy extrañas, no tanto... solo extrañas, como por ejemplo la vez que al Coronel Vestido Rojo, se le safó un tornillo en la plaza, en frente de todo el pueblo, o por ejemplo aquella vez que a la señora De Tissandier, se le bajó un poco el pantalón, hasta mostrar su alcancía.

La gente no sabía lo que realmente pasaba, solo observaba como uno a uno se iban descongelando del fuerte invierno, hasta entrar en al dulce calor del verano.

Un día, al Doctor Selvas, se le ocurrió la brillante idea de querer ser alcalde, todas la personas del pueblo lo tomaron muy en serio, todos creyeron en el... aunque esa no es la idea del cuento.

La idea del cuento es gracias a una persona, la cual trabajó toda su vida como vendedor de helados derretidos en la plaza principal, él se sabía todos los cuentos, él era la ciudad. Despertó una mañana de buen humor y quizo que el pueblo cambiara su forma de pensar. Con mucho esfuerzo, armó lo que denominaríamos como "Bomba".

La llevó al centro de la plaza y gritó: "El que quiera morir que se vaya", la gente pensaba que quienes se fueran no iban a morir, pero quedó la incertidumbre en muchos del pueblo, de lo que les podía pasar si se iban del lugar, la plaza... mucho se quedaron. Aunque corrían de un lado a otro, se quedaban en frente del vendedor de helados esprando una señal.

La señal nunca llegó, corrierom hasta morir. Ellos esperaron toda una eternidad.


El final está claro, no hay que correr, sólo esperar.