miércoles, 4 de junio de 2008

Esperar.

Las paredes se desvanecen, el lugar está por explotar, la gente corre de un lado a otro, nadie saber que va a pasar... Sólo yo.

La historia cuenta, según los antiguos manuscritos, que existió un lugar llamado "Mundo"

En ese lugar pasaban cosas muy extrañas, no tanto... solo extrañas, como por ejemplo la vez que al Coronel Vestido Rojo, se le safó un tornillo en la plaza, en frente de todo el pueblo, o por ejemplo aquella vez que a la señora De Tissandier, se le bajó un poco el pantalón, hasta mostrar su alcancía.

La gente no sabía lo que realmente pasaba, solo observaba como uno a uno se iban descongelando del fuerte invierno, hasta entrar en al dulce calor del verano.

Un día, al Doctor Selvas, se le ocurrió la brillante idea de querer ser alcalde, todas la personas del pueblo lo tomaron muy en serio, todos creyeron en el... aunque esa no es la idea del cuento.

La idea del cuento es gracias a una persona, la cual trabajó toda su vida como vendedor de helados derretidos en la plaza principal, él se sabía todos los cuentos, él era la ciudad. Despertó una mañana de buen humor y quizo que el pueblo cambiara su forma de pensar. Con mucho esfuerzo, armó lo que denominaríamos como "Bomba".

La llevó al centro de la plaza y gritó: "El que quiera morir que se vaya", la gente pensaba que quienes se fueran no iban a morir, pero quedó la incertidumbre en muchos del pueblo, de lo que les podía pasar si se iban del lugar, la plaza... mucho se quedaron. Aunque corrían de un lado a otro, se quedaban en frente del vendedor de helados esprando una señal.

La señal nunca llegó, corrierom hasta morir. Ellos esperaron toda una eternidad.


El final está claro, no hay que correr, sólo esperar.

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